
Mientras los medios oficialistas hablan de una ruptura que no existe, otras fracturas mucho más profundas atraviesan la política, el sindicalismo y la representación social en Santa Cruz.
El Decreto 366/2025 impone restricciones migratorias que contradicen la historia, los derechos constitucionales y los tratados internacionales. Desde la Cuenca Carbonífera, la respuesta es clara: sin integración no hay ciudadanía plena ni soberanía real.
Editorial06/07/2025Los pueblos de la Cuenca Carbonífera —Río Turbio y 28 de Noviembre— no fueron creados desde un escritorio ni se desarrollaron bajo control migratorio. Su identidad nació del contacto permanente con Chile, de la convivencia entre comunidades que compartieron trabajo, cultura, afectos y desafíos. Del otro lado de la frontera, los pueblos chilenos también crecieron en esta lógica de integración viva. No es un símbolo: es un modo de existencia concreto.
Por eso, el Decreto 366/2025 del presidente Javier Milei, que impone requisitos restrictivos, seguros internacionales, declaraciones juradas y autoriza expulsiones inmediatas, no es una simple norma técnica. Es una fractura de la vida democrática, que si bien es dinámica y conflictiva, encuentra en estas medidas neoliberales un retroceso brutal: un desconocimiento absoluto de los lazos culturales, de la construcción social y geopolítica histórica de la región, y de los principios constitucionales que rigen la soberanía, la integración y los derechos humanos.
Lo que se impone aquí no es una política pública sino una ciudadanía de baja intensidad, tecnócrata y excluyente, que desoye el mandato constitucional y desprecia la historia real de nuestros pueblos. Se pretende sustituir el vínculo humano por un filtro burocrático; la memoria, por un formulario.
Tampoco se tiene en cuenta el marco normativo que regula la relación entre Argentina y Chile. Tratados binacionales como el Tratado de Maipú, firmado por ambos países, establecen claramente cómo deben construirse los vínculos de cooperación, facilitación y desarrollo común en zonas de frontera. El decreto va en sentido contrario: no solo es inconstitucional, sino que viola compromisos internacionales.
Nuestros pueblos nacieron y se sostienen desde esta lógica de interacción. Lo mismo ocurre en toda la Patagonia austral, donde comunidades argentinas y chilenas conviven a poca distancia, en algún caso separadas solo por una calle (Los Antiguos/Chile Chico). Desconocer eso es negar la realidad.
Este no es un debate menor ni aislado. Es un conflicto político que obliga a repensar los futuros esquemas de derechos, y a reafirmar que hay líneas que no se negocian. La integración no es un eslogan: es la base de una soberanía plural, popular y justa. Y no puede ser atropellada por decisiones unilaterales tomadas desde el centro, sin escuchar ni comprender a los territorios.
Desde el sur profundo, defendemos la ciudadanía plena: aquella que no se impone desde arriba, sino que se construye con dignidad, con memoria, y con una visión de país que reconozca a todos sus pueblos, sin excepción.
Se deberá pedir a través de nuestros representantes la derogación inmediata del Decreto 366/2025 y la apertura de un diálogo federal real, que deje de construir obstáculos donde históricamente tejimos puentes. Porque lo que está en juego no es solo el cruce de una frontera: es el derecho a vivir y proyectar una vida común, con identidad y con justicia.
Mientras los medios oficialistas hablan de una ruptura que no existe, otras fracturas mucho más profundas atraviesan la política, el sindicalismo y la representación social en Santa Cruz.
El gobierno nacional avanza en el desmantelamiento del INTA, una institución clave para el desarrollo productivo del país. Mientras crece el rechazo social, en la Patagonia, Santa Cruz, y la cuenca se alzan voces que advierten sobre el impacto territorial de esta ofensiva.
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El torneo se jugará del 22 al 24 de agosto en 28 de Noviembre, en homenaje a figuras queridas del deporte local.
A partir del 1 de septiembre, se restablece el funcionamiento de los semáforos en toda la ciudad.
El gimnasio “Juan Carlos González” fue escenario de una jornada cargada de deporte, compromiso y espíritu comunitario.
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