
Juan Carlos es el hombre elegido por el PJ santacruceño para representar los intereses de la Provincia de Santa Cruz en el Congreso de la Nación.
En tiempos de retroceso de derechos y fragmentación social, este texto propone repensar la democracia más allá del voto, reclamar soberanía tecnológica y construir desde abajo un nuevo pacto colectivo basado en valores que no se negocian.
Opinión18/05/2025Por Esteban C. Rebolledo
No alcanza con preguntarnos qué nos pasó. La verdadera pregunta es qué nos faltó.
Y lo que nos faltó fue establecer un piso de valores innegociables. Sin ese marco, todo puede cambiar con el gobierno de turno, y lo que parecía una conquista social se desvanece. Necesitamos señalar con claridad lo que no se negocia más. Nunca más.
Como advierten Rinesi y Argumedo, la democracia no puede seguir reducida a una forma vacía, sostenida por el marketing político y el voto ritual cada dos años. La democracia real se juega en la vida cotidiana: en el acceso a derechos, en la igualdad concreta, en los vínculos sociales. Y ahí es donde hoy se libra una nueva batalla.
Esa batalla ya no puede pensarse al margen de la tecnología. El capitalismo contemporáneo está atravesado por lo digital, por los algoritmos, por los datos. Pero también nosotros, como pueblo, podemos intervenir sobre esa trama. Necesitamos una soberanía tecnológica: que el acceso a internet, a las telecomunicaciones y a las plataformas digitales sea un derecho humano garantizado de forma universal.
Sin eso, no hay ciudadanía plena. No hay posibilidad real de participación ni de construcción democrática.
Proponemos una nueva superestructura para este tiempo. No alcanza con resistir: hay que construir. Nuevas reglas del juego. Nuevos pactos colectivos. Una democracia viva, dinámica, que se rehaga desde abajo. Desde el sujeto psicosocial que no solo sufre: también actúa.
No queremos un país al servicio de los mercados, de las corporaciones o de las plataformas.
Queremos un país al servicio del pueblo, de su historia y de su futuro.
Y para eso, lo primero es poner sobre la mesa lo que no se negocia.
Esa es la tarea pendiente. Y esa es también la única salida.
Juan Carlos es el hombre elegido por el PJ santacruceño para representar los intereses de la Provincia de Santa Cruz en el Congreso de la Nación.
En tiempos donde la política parece haber perdido el alma, emerge una figura que no solo habla, sino que grita desde el corazón de la Patagonia: Juan Carlos Molina, el cura militante, el hombre de fe que se arremanga para pelear por los que no tienen voz. Hoy desde el frente Fuerza Santacruceña, no se presenta como candidato: se presenta como testimonio vivo de una Santa Cruz que no se resigna.
En medio del ruido de las redes sociales, donde las opiniones suelen basarse más en percepciones que en datos, vale la pena preguntarse: ¿Realmente la gestión municipal es ineficaz, o simplemente sus logros no son tan visibles?
Juan Carlos es el hombre elegido por el PJ santacruceño para representar los intereses de la Provincia de Santa Cruz en el Congreso de la Nación.
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que es este viernes 10 de octubre, la Dirección de Salud Mental de la Municipalidad de Río Gallegos lleva adelante una serie de actividades comunitarias con el objetivo de promover el cuidado de los vínculos y el bienestar emocional. En primer lugar, se realizaron este jueves dos intervenciones en el Centro de Atención Primaria de la Salud “Dr. Fernando Julio Peliche”.
En la Cuenca Carbonífera, dos modelos de hacer política se enfrentan sin mediar palabras. Mientras Juan Carlos Molina, candidato a diputado nacional por Fuerza Santacruceña, se sienta con los jubilados para escuchar sus urgencias, José Daniel Álvarez, de SER Santa Cruz, inaugura un búnker de campaña en un local cerrado, con escasa presencia vecinal, repitiendo consignas vacías sobre “fortalecer el proyecto de Vidal”.
La estrategia de Ser para los últimos días de la elección. Nadie hablará a excepción de algunos asuntos institucionales comunes.
Ante el abandono edilicio por parte del Gobierno de Vidal, la comunidad educativa del Colegio 4 de Rio Turbio exige respuestas y convoca a un abrazo simbólico. Mientras se deja de lado este edificio histórico, el gobierno de Vidal prefiere priorizar en la campaña electoral de este domingo.